Ámbito poético:Superación estética del sucismo


 

 

Autor

J. Martín
 

 

 

Inocencia

 
 

Era muy pequeño,
tal vez sólo tenía
cuatro o cinco años,
pero ya iba a la escuela infantil
para aprender las letras,
y a escribir algo,
y a leer algo, también.

Recuerdo que cuando la profesora
salía del aula,
dejaba a una niña aventajada
de vigilante,
para que escribiese en la pizarra
los nombres de los niños
que se portaban mal
y, detrás de cada nombre,
una cruz cada vez que reincidían.

Tomás ++++++
María ++
Andrés +++
Sofía +++++

En casa aprendía otras cosas,
y frases como ésta,

“¡Te gusta más que a un perro los picatostes!”.

Entonces supe que un picatoste
era una rebanada de pan frito;
y le pedía a mi abuelita
que me hiciese uno,
para un perro vagabundo que veía,
todos los días,
camino de la escuela.

Después de mucho insistir
acabó haciéndolo,
y el perro se lo comió.

Todas las mañanas le pedía a mi abuelita
que hiciese otro picatoste.
No recuerdo cuántos más hizo
ni qué fue de aquél perro.

 

 

 

 

Autor

Eugenio Condori Jurado
 

 

 

Confesiones de un soldado muerto

 
 

Nunca escribí una carta de amor
en los tiempos de guerra,
ni amé los ojos de zafiro
de Marilyn Monroe;
nunca luché a sangre fría
con la furia del iceberg,
ni contemplé cuerpos regados
en Medio Oriente;
nunca detoné en átomos heridos
el maldito seso del mundo,
ni apreté a quemarropa
el gatillo de la muerte;
nunca descubrí el grito de la miseria
rebasando apacible el universo,
ni niños descuartizados en los tribunales;
nunca escuché la sonrisa del llanto,
ni mujeres vejadas por falsas acusaciones;
nunca vi hombres muertos
caminando sin rumbo en los sarcófagos,
ni a la muerte sonriéndole a la vida;
nunca…
Y ahora que estoy muerto
dejadme un regalo:
¡Una bala cercenando el corazón!

 

 

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